septiembre 19, 2024

Clodomira – Santiago del Estero

Adiós, Loan (el nene a quien ya nadie busca)



Hace casi nada que todos estábamos sentados en la mesa de la abuela Catalina, metidos hasta el cuello en un pueblo de adentro del interior, lupa en mano, escudriñando cada miga de pan, cada botella, cada mirada.

Memorizábamos nombres como si fueran duplas de delanteros de la Premier Ligue. Pérez y Caillava, Fierrito y Millapi, Laudelina y Benítez.

Personajes de reparto que en un capítulo no eran nada y al siguiente lo eran todo.

Macarena, el comisario,el cura, el intendente, la maestra. Demasiados mayordomos para un enigma imperfecto.

El naranjal, la camioneta, el auto rojo. Los perros, la tapera, los guardabarros. El hospital.

La idea de hacerles radiografías a los pumas.

Demasiados escenarios hasta para una serie escandinava.

Que Loan está enterrado allí mismo. Que lo vieron vivo en Chaco, en Paraguay, en Brasil, en la Patagonia, en Colombia.

Que los padres, que las cuentas bancarias de los hermanos, que Bullrich, que Burlando, que el gobernador que anunció que el caso se aclaraba mientras oscurecía.

Drones, peritos, celulares, llamadas, abogados truchos, whatsapps.

El botín del nene en el barro de un lugar que el nene nunca pisó.

Y en ese lugar una persona. Dos. Tres, cuatro. Seis. Más gente “encontrando” un botín que buscando al nene de verdad.

Demasiada gente en el barro.

Y las marchas. En el pueblo, en toda Corrientes, en Buenos Aires. ¿Cuántas fueron? ¿Treinta? ¿Cincuenta?

Jus-ti-cia, jus-ti-cia. Queremos a Loan. Lo queremos ya.

Ahora todo es nada. Una pesadilla de invierno.

Queda un puñado de presos por la desaparición y otra decena de detenidos más recientes, por el encubrimiento de lo que haya sido que ocurrió, aunque ya nadie cree que Loan esté vivo.

No lo admitirán en público, pero así está el caso hoy: nadie busca a Loan vivo. Esa ya no es una hipótesis de la investigación.

La causa quedó en el freezer de los primeros siete detenidos -aquellas duplas, más el comisario- sin más indicios que una biblioteca de suposiciones. Una ucronía.

Una jueza deberá decidir próximamente qué hacer con eso.

Quizá termine en una simulación consensuada. El cuadro en blanco de ART. El traje invisible del rey desnudo. Y que se arregle un tribunal oral, el año que viene.

Los presos advirtieron rápido que, si ninguno habla, se beneficiarían todos.

Hay investigadores federales que aún creen que la verdad podría llegar cuando nadie la espere. Un dato suelto. Un indicio fuera del control de ese manto de silencio tupido y multiforme.

En un pueblo chico siempre hay alguien que sabe lo que pasó.

Lo mismo pensamos con el barrio de Nora Dalmasso en Río Cuarto; o con el complejo de Puerto Madero donde hallaron al fiscal Nisman con un tiro en la cabeza, junto a una pistola que él no disparó.

Loan está tan desaparecido como el primer día. Y este sábado contaremos cien.

Llevaba 31 días desaparecido cuando la Selección ganó la Copa América; 45 días cuando ocurrió el escándalo del fraude electoral en Venezuela; 48 cuando el Maligno Torres ganó el oro en París; 52 cuando Clarín reveló que Alberto Fernández sería investigado acusado de golpear a su mujer; 66 cuando murió Alain Delon; 94 cuando Colapinto sumó sus primeros puntos en la Fórmula 1.

Serán 100 días cuando jueguen Boca y River, este sábado de Primavera.

Loan Danilo Peña. 5 años. Cien días desaparecido.

Sucedió en este invierno que se va, con todos los ojos del país encima.

Ahora nos asomamos a un asado en Olivos para celebrar un veto presidencial, miramos una baja de tasas en Estados Unidos y vemos explotar pequeños artefactos en el Líbano, pero es difícil resignarse a que, cada tanto, la Argentina vuelva a ser perforada por las preguntas sin respuesta de los casos impunes.



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