septiembre 19, 2024

Clodomira – Santiago del Estero

Tras los pasos de los neandertales



En el celular, las aplicaciones nos conocen. Saben cuáles son los temas que solemos visitar, las fotos en las que invertimos más segundos y las palabras que nos convocaron en los últimos tiempos. Las redes sociales también nos conocen y se esmeran en emparejarnos con otros que se nos parezcan: mismos amigos, publicaciones coincidentes en lo ideológico, perfiles afines. En nuestra existencia virtual somos el centro del universo y marcamos el compás.

Algo parecido les paso a los neandertales. Testimonio de eso ofrecieron los restos de «Thorin», un especimen encontrado en 2015 en la cueva Mandrin (Drôme, Francia), habitada alternativamente por neandertales y Homo sapiens. El mundo, entonces era distinto. Aunque tal vez no tan distinto.

Cuando los científicos comenzaron a trabajar con Thorin sucedió algo desconcertante: las muestras genéticas hablaban de un cuerpo que tenía entre 40.000 y 45.000 años, pero que había vivido 105.000 años antes. Evidentemente, algo estaba mal porque el mismo neandertal no podía haber habitado en el mismo lugar dos veces separadas entre sí por 60.000 años.

Dias atrás, Ludovic Slimak, investigador de la Universidad Paul Sabatier en Toulouse y uno de los mayores expertos en neandertals, publicó un artículo en la revista Cell Genomics que responde a esta paradoja.

«Fue el último momento en que hubo varias humanidades en la Tierra, un momento estratégico y profundamente enigmático, ya que no entendemos cómo una humanidad entera, que existía desde España hasta Siberia, pudo extinguirse repentinamente», explicó sobre el tiempo en el que esos bípedos habitaron y desaparecieron.

Tras siete años de análisis, el equipo de expertos concluyó que ese genoma tan antiguo había viajado sin cambios en el tiempo a causa de la falta de contacto y mezcla con los otros, los distintos.

Ese aislamiento solo género problemas.

«Cuando estás aislado durante tanto tiempo, limitás la variación genética disponible, lo que significa que tienes menos capacidad para adaptarte a los cambios climáticos y patógenos. Además, te limita socialmente, ya que no compartes ni evolucionas como población«, describió Tharsika Vimala, genetista de la Universidad de Copenhague y coautora del estudio.

La experta habla de genética pero el mecanismo acaso valga, ahora, para las ideas, los debates, la exposición a la diferencia. El mecanismo acaso sirva como alerta.



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