Dos paracaidistas argentinos hicieron historia en el mundo del paracaidismo al romper un Récord Guinness tras un salto desde la estratósfera. Alejandro Montagna y Marcelo Vives se lanzaron al vacío, alcanzando una velocidad comparable a la de un auto de Fórmula 1 y logrando un récord mundial en salto nocturno.
La hazaña histórica ocurrió la madrugada del 9 de septiembre de 2024, en Estados Unidos, específicamente desde el aeródromo WTS, cercano a Memphis, en el estado de Tennessee. Este lugar fue el punto de partida para que los argentinos, junto al norteamericano Tylor Flurry, lograran batir el récord mundial de salto nocturno en paracaidismo desde la estratósfera.
Los paracaidistas Montagna, Vives y Flurry no dejaron nada al azar. Antes de comenzar la aventura, permanecieron una hora en el avión respirando oxígeno puro para eliminar el nitrógeno de la sangre, una medida vital para evitar las peligrosas embolias por descompresión que pueden ocurrir a grandes alturas. El avión, el único de su tipo capaz de volar hasta la estratósfera y abrir su puerta, despegó pasadas las 3:20 horas de la madrugada en una noche cerrada, con muy poca luz lunar.
Al momento del salto, las condiciones eran extremas. A más de 13.000 metros de altura, los paracaidistas enfrentaron el brutal frío de la estratósfera, donde la temperatura llegó a -60° C. A esa altura y velocidad, la sensación térmica en plena caída libre alcanzó los -100° C, un desafío adicional para sus cuerpos y equipos.
Detalles técnicos del récord:
«Hemos trabajado mucho para este proyecto. Armamos el mejor equipo en el mundo que se pueda armar. Tenemos el mejor avión, el único capaz de subir a la estratósfera y abrir la puerta», declaró Montagna en sus redes sociales, poco después de la hazaña.
«Fue muy zarpado. Tengo 4.500 saltos, pero esto supera todos los hechos hasta hoy. Fue muy intenso, el frío, la velocidad, la máscara de oxígeno, el tiempo de caída libre», agregó emocionado el paracaidista argentino, dejando en claro la magnitud del desafío.
Marcelo Vives también comentó sobre los preparativos rigurosos que se llevaron a cabo antes del salto: «Es la única forma de eliminar el nitrógeno de la sangre y evitar embolias por síndrome de descompresión a gran altitud. Tuvimos que respirar oxígeno puro durante 60 minutos antes de lanzarnos».
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